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Una de las cuestiones más importantes en la práctica interpretativa de la música antigua es la modificación métrica de los valores de determinadas figuras[1], lo que se ha venido a llamar inegalité por sinécdoque, pues ni es exclusiva del estilo francés (aunque en efecto es especialmente relevante en este estilo) ni se refiere únicamente a desigualar los valores de las corcheas de manera que se acerquen más o menos a los valores de corchea con puntillo seguida de semicorchea.
Un caso importante es el de interpretar como dobles los puntillos en el estilo de Ouverture a la francesa. En este breve artículo me referiré al preludio en mi b de Bach BWV 552, obra que abre la monumental tercera parte del Klavierübung. El ritmo punteado típico de este estilo –Rythme Saccadé– aparece desde el principio, como vemos en la ilustración siguiente[2]:

Tradicionalmente, esta escritura se interpreta con dobles puntillos, o al menos desplazando algo esa corchea “hacia la derecha“, de manera que se convierta prácticamente en semicorchea, y por supuesto vaya dirigida hacia la nota siguiente.
Sin embargo he tenido ocasión de intercambiar opiniones con otros colegas, que son partidarios de no realizar tal alteración, apoyándose en que Bach, en esta obra es muy cuidadoso en la escritura rítmica, y cuando sí quiere que el puntillo sea “doble” lo escribe meticulosamente, como vemos en el ejemplo siguiente de la misma pieza[3]:



Se ha publicado recientemente un nuevo volumen de versos de Joan Cabanilles, realizada por el musicólogo Nelson Lee, en la colección Corpus of Early Keyboard Music del American Institute of Musicology. El volumen es el segundo (el primero fue editado en 1999) de una serie que se dedica a las piezas contenidas en el manuscrito conservado en Felanitx, Mallorca, considerado una de las fuentes más antiguas de Cabanilles.

ito de Madrid interpreto junto con el coro Cantate Mundi el Requiem de Duruflé. La versión para órgano y coro no es una mera reducción de la orquesta, está hecha por el propio Duruflé. Siendo organista y profesor de órgano (que por cierto fue profesor de mi profesor, Xavier Darasse), escribió una parte de órgano brillante y muy conseguida, dentro del lenguaje del «orgue neoclassique» francés, heredero de la tradición de «l’orgue symphonique».



Espero con esto haber aclarado algo sobre la dicción de la música barroca.